DESAHUCIO COVID 19

Suspensión del desahucio de vivienda como consecuencia de la crisis del COVID-19

SUSPENSIÓN DEL DESAHUCIO A CONSECUENCIA DE LA PANDEMIA

Por Alon­so Tre­na­do. 5 de abril de 2020

Como con­se­cuen­cia de la pan­de­mia del COVID-19 y con­for­me a las medi­das adop­ta­das por el gobierno para pro­te­ger la eco­no­mía y a las per­so­nas, se ha pre­vis­to la sus­pen­sión del pro­ce­di­mien­to de desahu­cio y de los lan­za­mien­tos pro­gra­ma­dos en hoga­res vul­ne­ra­bles sin alter­na­ti­va habitacional.

Situación de vulnerabilidad social o económica sobrevenida como consecuencia de los efectos de la pandemia por COVID-19.

 

Es impres­cin­di­ble acre­di­tar ante el Juz­ga­do que ges­tio­na la eje­cu­ción la situa­ción de vul­ne­ra­bi­li­dad social o eco­nó­mi­ca sobre­ve­ni­da  como con­se­cuen­cia de los efec­tos de la expan­sión del COVID-19, que le impo­si­bi­li­te encon­trar una alter­na­ti­va habi­ta­cio­nal para sí y para las per­so­nas con las que conviva.

El Juz­ga­do podrá a ins­tan­cia de par­te con­ce­der una sus­pen­sión extra­or­di­na­ria del acto de lan­za­mien­to, por un perio­do máxi­mo de seis meses a con­tar des­de el 1 de abril de 2020.

Para que ope­re esta sus­pen­sión, la per­so­na arren­da­ta­ria debe­rá acre­di­tar que se encuen­tra en algu­na de las situa­cio­nes de vul­ne­ra­bi­li­dad eco­nó­mi­ca que se defi­nen en Real Decre­to-ley 11/​2020, de 31 de mar­zo, por el que se adop­tan medi­das urgen­tes com­ple­men­ta­rias en el ámbi­to social y eco­nó­mi­co para hacer fren­te al COVID-19.

 

REQUISITOS PARA QUE SE CONCEDA LA SUSPENSIÓN EXTRAORDINARIA

Los requi­si­tos vie­nen esta­ble­ci­dos en el artícu­lo 5 Real Decre­to-ley 11/​2020, de 31 de mar­zo:

  •  Que la per­so­na obli­ga­da al pago de la ren­ta de alqui­ler pase a estar en situa­ción de des­em­pleo, ERTE, o haya redu­ci­do su jor­na­da por moti­vo de cui­da­dos, o en el caso de ser empre­sa­rio, u otras cir­cuns­tan­cias simi­la­res se pro­duz­ca una pér­di­da sus­tan­cial de ingresos.
  • La reduc­ción de ingre­so supon­drá que no se alcan­ce el con­jun­to de los ingre­sos de los miem­bros de la uni­dad fami­liar, en el mes ante­rior a la soli­ci­tud de la mora­to­ria, con carác­ter gene­ral, el lími­te de tres veces el Indi­ca­dor Públi­co e Ren­ta de Efec­tos Múl­ti­ples men­sual (IPREM).
  • El lími­te del IPREM se incre­men­ta­rá en 0,1 veces el IPREM por cada hijo a car­go en la uni­dad fami­liar, y en los supues­tos de fami­lia mono­pa­ren­tal se incre­men­ta­rá en un 0,15 veces.
  • Tam­bién se incre­men­ta el IPREM en un 0,1 veces por cada per­so­na mayor de 65 años miem­bro de la uni­dad familiar.
  • En caso de que alguno de los miem­bros de la uni­dad fami­liar ten­ga decla­ra­da una dis­ca­pa­ci­dad supe­rior al 33 por 100, situa­ción de depen­den­cia o enfer­me­dad que le inca­pa­ci­te acre­di­ta­da­men­te de for­ma per­ma­nen­te para rea­li­zar una acti­vi­dad labo­ral, el lími­te será de cua­tro veces el IPREM, sin per­jui­cio de apli­car los incre­men­tos por hijos a cargo.
  • En el caso de que la per­so­na obli­ga­da a pagar la ren­ta arren­da­ti­cia sea per­so­na con pará­li­sis cere­bral, con enfer­me­dad men­tal, o con dis­ca­pa­ci­dad inte­lec­tual, con un gra­do de dis­ca­pa­ci­dad reco­no­ci­do igual o supe­rior al 33 por cien­to, o per­so­na con dis­ca­pa­ci­dad físi­ca o sen­so­rial, con un gra­do de dis­ca­pa­ci­dad reco­no­ci­da igual o supe­rior al 65 por cien­to, así como en los casos de enfer­me­dad gra­ve que inca­pa­ci­te acre­di­ta­da­men­te, a la per­so­na o a su cui­da­dor, para rea­li­zar una acti­vi­dad labo­ral, el lími­te pre­vis­to en el subapar­ta­do i) será de cin­co veces el IPREM.
  • Que la ren­ta, más los gas­tos y sumi­nis­tros bási­cos, resul­te supe­rior o igual al 35 por cien de los ingre­sos netos que per­ci­ba el con­jun­to de los miem­bros de la uni­dad familiar. 
  • A estos efec­tos, se enten­de­rá por «gas­tos y sumi­nis­tros bási­cos» el impor­te del cos­te de los sumi­nis­tros de elec­tri­ci­dad, gas, gasoil para cale­fac­ción, agua corrien­te, de los ser­vi­cios de tele­co­mu­ni­ca­ción fija y móvil, y las posi­bles con­tri­bu­cio­nes a la comu­ni­dad de pro­pie­ta­rios, todos ellos de la vivien­da habi­tual que corres­pon­da satis­fa­cer al arrendatario.
Si nece­si­tas un abo­ga­do espe­cia­lis­ta en desahu­cios haz click en la mano que ayuda
abogados especialistas en desahucios