Incapacidad laboral transitoria
3/​11/​2020 por Alon­so Tre­na­do. Tiem­po de lec­tu­ra 5 minutos.

Reite­ra­da­men­te se nos con­sul­ta en el des­pa­cho si la cir­cuns­tan­cia de tener una dis­ca­pa­ci­dad del 33% supo­ne de for­ma auto­má­ti­ca la equi­pa­ra­ción con la inca­pa­ci­dad per­ma­nen­te total, o absoluta.

Igual­men­te, y en sen­ti­do con­tra­rio, se nos pre­gun­ta si por el hecho de obte­ner una Inca­pa­ci­dad Per­ma­nen­te Total o una Inca­pa­ci­dad Per­ma­nen­te Abso­lu­ta se obtie­ne de for­ma auto­má­ti­ca la decla­ra­ción de discapacidad. 

Pue­des con­sul­tar más infor­ma­ción sobre los tipos de Inca­pa­ci­dad en la pági­na de la Segu­ri­dad Social.

En cuan­to a la Inca­pa­ci­dad Per­ma­nen­te y la Dis­ca­pa­ci­dad, como te expli­ca­mos en este artícu­lo son figu­ras jurí­di­cas diferentes.

La discapacidad no es equiparable con la incapacidad permanente total o la incapacidad permanente absoluta. 

El Tribunal Supre­mo ya lo ha seña­la­do en varias de sus sen­ten­cias (sen­ten­cias de pleno de 29-11-2018, rec. 239/​2018, 3382/​16 y 1826/​2017), no es equi­pa­ra­ble de for­ma auto­má­ti­ca la inca­pa­ci­dad per­ma­nen­te con la discapacidad.

En la Sen­ten­cia de 19 de febre­ro de 2020 (STS 156/​2020), de la Sala 4ª, de lo Social, se reite­ra que el reco­no­ci­mien­to de una pen­sión de inca­pa­ci­dad per­ma­nen­te total (IPT), inca­pa­ci­dad per­ma­nen­te abso­lu­ta (IPA), o inclu­so la gran inva­li­dez no supo­ne el reco­no­ci­mien­to auto­má­ti­co del 33 % de discapacidad.

Si embar­go lo reco­no­ce eReal Decre­to Legis­la­ti­vo 1/​2013, por el que se aprue­ba el Tex­to Refun­di­do de la Ley Gene­ral de Dere­chos de las Per­so­nas con Dis­ca­pa­ci­dad y su Inclu­sión Social.

Pero ¿Enton­ces?

El Tri­bu­nal Supre­mo en la Sen­ten­cia del pleno de 29 de noviem­bre de 2018,  recur­so 239/​2018, sen­tó doc­tri­na en el sen­ti­do de que aun­que en el Real Decre­to Legis­la­ti­vo 1/​2013, por el que se  se indi­ca que quien per­ci­ba una pen­sión de inca­pa­ci­dad total ten­drán un gra­do de dis­ca­pa­ci­dad igual o supe­rior al 33% “a todos los efec­tos (artícu­lo 4.2 RDL 1/​2013)”,  la nor­ma en sí, incu­rre en exce­so de com­pe­ten­cia legis­lan­do sobre lo que no pue­de legis­lar, (“ultra vires”) y que debe inter­pre­tar­se que:

La equi­pa­ra­ción al 33% de dis­ca­pa­ci­dad lo es “solo a los exclu­si­vos efec­tos del Real Decre­to Legis­la­ti­vo 1/​2013”, pero no en todos los ámbi­tos, y por supues­to, sin afec­tar a la regu­la­ción de la inca­pa­ci­dad labo­ral, que es obje­to de regu­la­ción en la Ley Gene­ral de la Segu­ri­dad Social, apro­ba­da por Real Decre­to Legis­la­ti­vo 8/​2015, de 30 de octubre.

Actual Doctrina del Tribunal Supremo 

Cuan­do el artícu­lo 4.2 del RDL 1/​2013, por el que se aprue­ba el Tex­to Refun­di­do de la Ley Gene­ral de dere­chos de las per­so­nas con dis­ca­pa­ci­dad y de su inclu­sión social, con­ce­de efi­ca­cia gene­ral (“a todos los efec­tos”), se exce­dió en su dele­ga­ción legis­la­ti­va. Por tan­to care­ce de efi­ca­cia jurí­di­ca, y debe enten­der­se que la decla­ra­ción de dis­ca­pa­ci­dad al 33 % solo se limi­ta a los efec­tos del pro­pio RDL 1/​2013.

En conclusión

Cuan­do a un tra­ba­ja­dor se le reco­no­ce una IPT (Inca­pa­ci­dad Per­ma­nen­te Total), una IPA (Inca­pa­ci­dad Per­ma­nen­te Abso­lu­ta), o una Inca­pa­ci­dad Par­cial, no se le está reco­no­cien­do auto­má­ti­ca­men­te la dis­ca­pa­ci­dad del 33% o supe­rior, con la que se obtie­nen otros bene­fi­cios adicionales.

 

El tra­ba­ja­dor aque­ja­do de Inca­pa­ci­dad Per­ma­nen­te Total, o Inca­pa­ci­dad Per­ma­nen­te Abso­lu­ta debe soli­ci­tar la dis­ca­pa­ci­dad, ser eva­lua­do, y obte­ner su cali­fi­ca­ción acor­de al bare­mo de dis­ca­pa­ci­da­des esta­ble­ci­do en el Real Decre­to 1971/​1999 de pro­ce­di­mien­to para el reco­no­ci­mien­to, decla­ra­ción y cali­fi­ca­ción del gra­do de minus­va­lía, que esta­ble­ce la regu­la­ción del por­cen­ta­je de discapacidad.

Recor­dar aquí que este Real Decre­to 1971/​1999, dis­po­ne los cri­te­rios para decla­rar la dis­ca­pa­ci­dad en orden a la movi­li­dad, que per­mi­te soli­ci­tar un apar­ca­mien­to reser­va­do en la calle.