El concurso de acreedores y los avales personales de los socios o administradores

Concurso acreedores avales personales socios o administradores
El con­cur­so de acree­do­res y los ava­les per­so­na­les de los socios o administradores

Mi comen­ta­rio de hoy ver­sa sobre el con­cur­so de acree­do­res y los ava­les per­so­na­les de los socios o admi­nis­tra­do­res.

El hecho de garan­ti­zar con ava­les o garan­tías per­so­na­les el endeu­da­mien­to de la socie­dad anó­ni­ma o limi­ta­da, que­bran­ta la limi­ta­ción de res­pon­sa­bi­li­dad pro­pia de esas socie­da­des que se incar­di­na, ini­cial­men­te, al capi­tal apor­ta­do, hacien­do res­pon­sa­ble al admi­nis­tra­dor o socio ava­lis­ta de las deu­das pro­pias de la sociedad.
Lo cier­to es que las enti­da­des ban­ca­rias han prac­ti­ca­do com­pul­si­va­men­te esta nefas­ta prác­ti­ca, obli­gan­do a los sufri­dos empre­sa­rios a cons­ti­tuir ava­les para obte­ner la nece­sa­ria finan­cia­ción para la con­ti­nui­dad de su nego­cio. Sin finan­cia­ción no hay PYMES, sin PYMES no hay estruc­tu­ra empre­sa­rial, y sin ella no hay empleo. Así nos va.
Más gra­ve me pare­ce que hayan sido las enti­da­des “res­ca­ta­das” las que han prac­ti­ca­do el “ava­lis­mo” sin fin con dine­ro públi­co (el de todos los sufri­dos con­tri­bu­yen­tes, que ade­más tie­nen que escu­char como ese dine­ro mar­cha de las arcas a base de pago con tar­je­tas black y simi­la­res correrías).
A lo que vamos. ¿Que ocu­rre con los ava­les per­so­na­les cuan­do el nego­cio no es via­ble y el empre­sa­rio debe pre­sen­tar el con­cur­so de acreedores?
El Artícu­lo 87.6 de la Ley Con­cur­sal (LC):
6. Los cré­di­tos en los que el acree­dor dis­fru­te de fian­za de ter­ce­ro se reco­no­ce­rán por su impor­te sin limi­ta­ción algu­na y sin per­jui­cio de la sus­ti­tu­ción del titu­lar del cré­di­to en caso de pago por el fiador.
El tex­to legal nos acla­ra que, tras la decla­ra­ción de con­cur­so, el ava­lis­ta per­ma­ne­ce­rá obli­ga­do fren­te al acree­dor con aval, bene­fi­cia­do por el pla­zo que res­ta has­ta la exi­gi­bi­li­dad de su obligación.
Vigen­te el con­cur­so, si el acree­dor con aval (la enti­dad finan­cie­ra), exi­ge al ava­lis­ta (socio o admi­nis­tra­dor), que cum­pla con su obli­ga­ción de pago, el ava­lis­ta, tras cum­plir con la obli­ga­ción con­trac­tual asu­mi­da (la fir­ma del aval), se con­vier­te en el nue­vo acree­dor fren­te a la socie­dad por el impor­te ingre­sa­do (se subro­ga en el lugar del acree­dor ori­gi­nal ‑la enti­dad financiera).
Nos que­da por aña­dir que, el pago del aval y la subro­ga­ción del ava­lis­ta en el lugar del ante­rior acree­dor en nin­gún caso con­lle­va­rá una mejor cali­fi­ca­ción del cré­di­to en el con­cur­so de acree­do­res (con el con­si­guien­te per­jui­cio para el res­to de acree­do­res del concurso).
En con­clu­sión:
Cuan­do el acree­dor que dis­po­ne de la garan­tía soli­da­ria del socio y/​o admi­nis­tra­dor no pue­da eje­cu­tar con­tra la socie­dad en con­cur­so, en su legí­ti­mo inte­rés de res­ca­tar el dine­ro entre­ga­do en prés­ta­mo o cré­di­to; sí pue­de ir con­tra los ava­lis­tas soli­da­rios, en un pro­ce­di­mien­to que se tra­mi­ta­rá inde­pen­dien­te­men­te del con­cur­so, y sin que se vea afec­ta­do por los “dimes y dire­tes” y res­to de inci­den­tes que afec­ten al con­cur­so de acreedores.
Sólo pre­sen­tan­do el con­cur­so de acree­do­res del pro­pio socio o admi­nis­tra­dor se podría parar el pro­ce­di­mien­to de recla­ma­ción del aval subscrito.
Obvia­men­te, el con­cur­so “per­so­nal” es la últi­ma solu­ción a un pro­ble­ma eco­nó­mi­co, ya que nos deja­rá sin nin­gún patri­mo­nio y en situa­ción de insolvencia.